Capítulo 1. Silencio.

A veces basta con simplemente desacelerar. Sumergirse hacia adentro. Y escuchar — no con sonidos, sino con algo más profundo. El silencio es familiar para todos. Cuando miras el fuego, sigues el agua fluyendo, escuchas el viento o contemplas el cielo estrellado — los pensamientos se alejan, tras el velo del Silencio. Surge una calma cálida y clara en el interior. Como la superficie de un lago antes del amanecer. En esa calma aparece una sensación de presencia. Sin palabras, sin juicio. Simplemente es. Siéntelo. Observa. Si dentro se hizo un poco más silencioso — ya has entrado.